El invierno luego se hace muy largo y hay que exprimir los últimos días del veranito con planes guays en familia y al aire libre cuando hace bueno. En uno de los más divertidos, de excursión en el monte Ulía, Naroa se subió por primera vez a un columpio... Le encantó y se ha convertido en una de sus aficiones favoritas.
Además ha aprendido a gatear. Y como Naroa todo lo que hace tiene que ser a lo grande, desde el principio ya se recorre la casa entera, cada vez a más velocidad. Entre eso, y que ya consigue ponerse y mantenerse sola de pié, apoyándose con lo que encuentre, se puede decir que ya se maneja a sus anchas para ir y venir, subir y bajar y hacer lo que quiere. Por ejemplo, para acercarse a la tele y encenderla y apagarla con su dedito (principalmente cuando la está viendo su padre).
También hubo tiempo para ir otra vez al pueblo a ver a su prima y a sus amiguitos, para hacer la última juergui del verano y despedirse hasta las Navidades.
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